lunes, 7 de abril de 2014

Invertir en Cuba?

ECONOMÍA



¿Invertir en Cuba?

ROBERTO ÁLVAREZ QUIÑONES | Los Ángeles | 7 Abr 2014 - 7:27 am.



Saca a los cubanos de la inversión en su país y pretende emular a otros

países latinoamericanos en sus índices de inversión extranjera. ¿Qué

garantías brinda el régimen a un capitalista de verdad?



Cuando leí las primeras informaciones sobre la nueva Ley de Inversión

Extranjera me acordé de un cuento de Pepito. La maestra le pregunta a

varios alumnos qué quieren ser cuando sean adultos. "Yo, médico", dice

uno. "Ingeniero", dice otro. "A ver, Pepito, ¿y tú qué quieres ser?";

"Extranjero, maestra".



Y es que en la Isla rinde más beneficios ser extranjero que cubano. Lo

peor es cómo el régimen justifica semejante aberración. Según el

Ministerio del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, los cubanos

residentes en la Isla no pueden invertir en el país porque carecen de

capital.



Una sequía financiera que se precipitó sobre la Isla el 13 de octubre de

1960, cuando el actual gobierno marxista-leninista confiscó y estatizó

todas las empresas grandes, las medianas y los bancos de la nación, y

que se tornó asfixiante desde el 13 de marzo de 1968 con la estatización

o desaparición de los 57.280 pequeños negocios que aún funcionaban.



Si nos atenemos a la semántica de la lengua española, la explicación del

ministerio citado significa que ahora con esta nueva ley si los cubanos

en la Isla tuviesen capital, o lo consiguiesen, podrían invertirlo.



¿Puede un cubano residente en Marianao montar una pequeña fábrica de

hacer muebles, o de zapatos, o adquirir camiones para transportar

productos agrícolas si tiene familiares en España, digamos, que le

puedan prestar dinero o conseguirle un préstamo bancario?



No puede. Los "Lineamientos" del VI Congreso del Partido Comunista

establecen: "No se permitirá la concentración de la propiedad en

personas jurídicas (negocios privados) o naturales" (individuos). O sea,

en Cuba está prohibido crear capital nacional. Excluyendo al de Corea

del Norte, no hay en el mundo otro gobierno que impida a sus ciudadanos

crear riquezas, acumular capital y progresar.



Uno de los factores que hizo inviable el experimento social diseñado por

Carlos Marx fue que este ignoró a Adam Smith, el fundador de la economía

política moderna. En La riqueza de las naciones (1776), el economista

escocés escribió: "Es solo por su propio provecho que un hombre emplea

su capital en apoyo a la industria (…) En esto está, como en otros

muchos casos, guiado por una mano invisible para alcanzar un fin que no

formaba parte de su intención (…) Al buscar su propio interés, el hombre

a menudo favorece el de la sociedad mejor que cuando realmente desea

hacerlo".



O sea, por instinto natural todos los seres humanos buscamos un claro

beneficio personal, pero a medida que lo logramos automáticamente se

beneficia toda la sociedad. La riqueza material de una nación no es más

que la sumatoria de las riquezas creadas por los individuos. Para

decirlo con palabras del sabio griego Arquímedes, el sector privado es

la palanca que mueve la economía, al menos en este planeta.



¿Tan cubana como las palmas?



Al prohibir a los cubanos crear riquezas libremente, la revolución tan

"cubana como las palmas", como la calificaba Fidel Castro, es lo más

anticubano, discriminatorio, y antipatriótico que ha existido nunca en

la historia de la República.



El ministro cubano del ramo, Rodrigo Malmierca, hizo aún más evidente el

enfermizo desprecio castrista por el pueblo cubano y su bienestar al

declarar: "Cuba no irá a buscar inversión extranjera a Miami. La ley no

lo prohíbe, la política no lo promueve".



Lo primero que hicieron China y Vietnam cuando se despojaron de sus

dogmas y musarañas ideológicas marxistas e iniciaron reformas económicas

de mercado fue, no solo abrir las puertas sin trucos al capital foráneo,

sino estimular la inversión directa de sus ciudadanos residentes en el

extranjero y sus descendientes.



Y en ambos países ha mejorado ostensiblemente el nivel de vida de la

gente. China es hoy la segunda economía más grande del mundo. Y la de

Vietnam se expande a un ritmo superior al del resto de las naciones

asiáticas, gracias a que ya no sigue las "enseñanzas de Ho Chi Minh". En

2013 ese país recibió más de 20.000 millones de dólares en inversiones

extranjeras directas (IED).



El régimen cubano ha adelantado que quiere captar entre 2.000 y 2.500

millones de dólares anuales. Probablemente esa cifra surgió de un

vistazo a las estadísticas de la CEPAL sobre la IED en Latinoamérica,

sobre todo los capitales captados por países más pequeños que Cuba en

población. Panamá en 2012 recibió 3.020 millones, Costa Rica, 2.265

millones; y Uruguay, 2.710 millones. El promedio para esos tres países

fue de 2.665 millones, y eso encaja con el deseo de los Castro.



Pero no se fijaron en un "detalle": Venezuela, con 30 millones de

habitantes, recibió 3.216 millones, para un per cápita de 107 dólares,

en vez de los casi 800 dólares per cápita de Panamá. Y Perú, con igual

población que la venezolana, captó 12.240 millones, cuatro veces más que

Venezuela con su populismo socializante.



Por cierto, Chile en 2012 obtuvo 30.323 millones de IED, para un per

cápita de 1.742 dólares. Y los empresarios chilenos invirtieron en el

extranjero 21.090 millones de dólares. O sea, el país más liberal de

Latinoamérica ya es gran exportador de capitales. Y ojo, Cuba y Chile en

1958 tenían economías de igual tamaño y un ingreso per cápita casi idéntico.



No captarán capitales



No creo que Cuba pueda obtener siquiera la décima parte de los capitales

captados anualmente por Panamá mientras gobiernen los Castro. El capital

no tiene ideología y va a donde se cumplen al menos tres condiciones:

garantías legales a la propiedad y la operatividad de la compañía,

seguridad de que obtendrá un rápido retorno en ingresos que cubran el

monto de la inversión realizada, y la existencia de un mercado, interno

o externo, que prometa buenas ganancias . El régimen no ofrece ninguna

de ellas.



Además, el mayor emisor de IED en Latinoamérica es Estados Unidos y

mientras el castrismo continúe pisoteando los derechos humanos y no

conceda libertad económica y política a sus ciudadanos, el embargo de

EEUU seguirá vigente. Ni capitales estadounidenses, ni cubanoamericanos

irán a la Isla.



Ante el peligro de perder los subsidios venezolanos, nada hace La Habana

con reducir los impuestos al capital extranjero si el país no tiene

credibilidad alguna en el mundo financiero y empresarial internacional.

No paga ni los intereses de su enorme deuda comercial externa y, encima,

periódicamente deja de pagar a los inversionistas en territorio cubano.

La credibilidad solo se logra jugando limpio, con leyes que protejan

realmente al capital extranjero contra las arbitrariedades de la

nomenklatura comunista, a la cual, para colmo, está obligado a asociarse

todo inversionista foráneo.



Por último, Cuba no tiene un mercado interno y encima cuenta con dos

monedas. Una de ellas, con la que se pagan los salarios, no vale nada, y

la masa circulante de pesos convertibles (CUC) es insuficiente. O sea,

si un inversionista extranjero produjese arroz solo obtendría ganancias

suficientes si lo exporta, o se lo vende al Estado en moneda extranjera.

¿Qué gana el país con este reciclaje, salvo quizás pagar un precio más

bajo que si lo importa de Vietnam o China?



Por eso es bueno recomendarle a la cúpula castrista que no se haga

ilusiones. Los capitalistas de verdad no se chupan el dedo.



Source: ¿Invertir en Cuba? | Diario de Cuba -

http://www.diariodecuba.com/cuba/1396823266_8009.html

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