lunes, 14 de abril de 2014

Nuestra añoranza no es por la rubia

Nuestra añoranza no es por la rubia

Ahora es la cerveza o los preservativos. Anteriormente había sido, en

procesión interminable, el detergente, el aceite, los huevos, las

colchas de trapear

lunes, abril 14, 2014 | José Hugo Fernández



LA HABANA, Cuba.- Recientemente, el periódico Juventud Rebelde (8 de

abril "Añoranza por la rubia", José Alejandro Rodríguez) comentaba que

ante la falta de información sobre el tema de la cerveza, los rumores

populares crecen como la espuma, y citaba algunos de ellos:

«mantenimiento en las líneas de producción…», «un extranjero que

financiaba la producción se fue del país porque le debían…», «ha sido

por retener la venta de Cristal y Bucanero para que se consuma la Mayabe

y la Cacique ante la cercanía de la fecha de vencimiento de estas últimas…».



También en este caso, la prensa oficialista "se pronunció" otra vez por

el cese del secretismo. "Ya era hora de que las entidades productoras,

distribuidoras o comercializadoras de la cerveza en Cuba hubieran

explicado el porqué de tan repentina desaparición", anotó José Alejandro

Rodríguez, como si en Cuba las explicaciones oficiales tuviesen la menor

utilidad, y como si la gente creyera en ellas. Nuestra añoranza no es

sólo por la "rubia". También, sobre todo, es por el sentido común y el

raciocinio que desde hace tanto perdieron quienes nos gobiernan.



Al margen de cualquier explicación que puedan dar ahora, más para

disfrazar que para esclarecer el origen de la escasez de cervezas (o de

tantísimos otros productos de uso corriente), lo cierto es que tales

baches de emergencia han sido siempre una constante en el mercado, son

tan viejos como el régimen mismo.



Y de nada vale ya para los cubanos que algún funcionario muestre su bien

alimentada jeta en la televisión para explicar que la culpa es del

embargo, o de los altos precios de la materia prima, o de la crisis

mundial, o cualquier otra ficción por el estilo. Esa muela ya no nos

funciona aquí, pues cualquiera con una pizca de memoria tiene presente

aquella vieja historia del barco que no ha llegado como justificación

para los desabastecimientos que siempre padecimos.



Cuando a la Isla entraban por chorro las subvenciones soviéticas, y no

obstante los híper-previsores planes quinquenales (una aberración con la

que aún sueña Marino Murillo, nuestro irrisorio zar de las reformas),

eran pan del día aquí estos baches, incluso en renglones tan sensibles

como el arroz y los frijoles.



La frase "no ha llegado el barco" quedó acuñada, primero, por la jerga

soez de los funcionarios; luego, como jodedera y burla por parte de la

gente contra quienes la blandían para enmascarar su invalidez

administrativa. Y en resumidas cuentas, pasaron los decenios pero el

barco no llega. Sólo que ya no lo esperamos con la ilusión de que nos

traiga algo, sino a ver si viene a repletar sus bodegas con tanta

dirigencia inútil, y se la lleva de aquí, lo más lejos posible.



Ahora es la cerveza o los preservativos. Anteriormente había sido el

detergente, el aceite, los huevos, las colchas de trapear… Mañana serán

nuevos productos, unos detrás de los otros, en procesión interminable. Y

a nada conduce preguntar el motivo por el cual se pierden. No sólo

porque muy rara vez éste es confesado públicamente. También porque los

motivos que se manejan no son sino detonantes, que ocultan a simple

vista pero delatan desde el fondo las verdaderas causas, siempre las

mismas: incompetencia e indolencia.



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Source: Nuestra añoranza no es por la rubia | Cubanet -

http://www.cubanet.org/destacados/nuestra-anoranza-no-es-por-la-rubia/

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