lunes, 14 de abril de 2014

Y si fuera todo lo contrario?

GINA MONTANER: ¿Y si fuera todo lo contrario?



A los economistas del Banco Mundial (BM) lo que más les preocupa de la

realidad cubana no es la falta de libertad, sino el problema que podría

plantearle a la dictadura castrista el deterioro de Venezuela. Será que

a veces los números no dejan ver el depauperado bosque.



El pasado miércoles Augusto de la Torre, el economista jefe del BM para

América Latina, declaraba, "todos los latinoamericanos sabemos que Cuba

está en un proceso de apertura". Tan contundente afirmación no incluye a

los cubanos dentro y fuera de la isla, víctimas de un régimen

totalitario que lleva en el poder la friolera de cincuenta y cuatro

años, y sin visos de un solo gesto que indique la única apertura real a

estas alturas: una transición a la democracia y el fin de la dinastía de

los Castro.



La conclusión a la que ha llegado el BM es que las supuestas medidas

innovadoras impulsadas por Raúl Castro podrían irse al garete si el

gobierno de Nicolás Maduro continúa dando tumbos. El BM considera que la

"modernización" de la economía cubana "va muy en serio", pero Venezuela,

cuya fuente de apoyo es crucial para Cuba, podría ser la responsable de

un posiblel estancamiento de la restructuración cubana.



No hay duda de que la subsistencia de Cuba depende, en gran medida, de

las ayudas millonarias que recibe de Caracas desde que hace quince años

el desaparecido Hugo Chávez comenzara a enviarle a la isla más de cien

mil barriles de petróleo al día. Una ayuda que no se ha limitado a

proveerle crudo, sino alimentos y otros productos de consumo que durante

décadas escasearon mientras los cubanos estaban sometidos a la famélica

libreta de racionamiento que ahora se impone en la Venezuela del

socialismo del siglo XXI.



Pero la política de codependencia económica del castrismo es algo tan

antiguo como el propio régimen. Ya desde la década de los sesenta, el

único modo de supervivencia de un sistema colectivista que detuvo de

golpe el crecimiento económico experimentado en los cincuenta, fue

depender de la ayuda que durante treinta años le suministró la antigua

Unión Soviética. El economista cubanoamericano Carmelo Mesa-Lago calcula

que de 1960 a 1990, cuando colapsa el bloque soviético, la URSS le

otorgó a Cuba la astronómica cifra de $65,119 millones en ayudas. El

también economista y disidente cubano Oscar Espinosa Chepe declaró al

periódico La Vanguardia en 2011 que, "sólo en créditos impagados, los

rusos estiman que perdieron unos $20,000 millones de la época, una cifra

a mi juicio conservadora". Espinosa Chepe se preguntaba si, en parte, el

descalabro de la economía soviética tuvo que ver con la excesiva carga

que para ellos representó el improductivo y parasitario satélite cubano.



Lo cierto es que tras el desmoronamiento de la URSS, los noventa fueron

los años de mayor penuria en Cuba. La tenebrosa época del "Periodo

Especial". Precisamente lo que salva a los cubanos de una hambruna que

comenzaba a tener las dimensiones de la que se padece en Corea del

Norte, fue la mano amiga que le tendió Chávez a su preceptor Fidel Castro.



Lo que parece escapársele a los sesudos economistas del BM es que lo

mejor que le podría ocurrir a Cuba es dejar de ser un Estado

codependiente de otros, incapaz de salir adelante por sus propios medios

y habituado a vampirizar a gobiernos que los subvencionan a cambio de la

exportación de sus médicos y de su aparato de inteligencia. ¿Acaso los

expertos del BM no saben que el verdadero bienestar debe ir de la mano

de la libertad en una sociedad abierta? ¿De qué vale la apertura de

paladares, los tímidos y oscilantes permisos a cuentapropistas o los

cantos de sirena a inversores extranjeros si los cubanos, que a fin de

cuentas tienen derecho a ser el motor del país, no son ciudadanos libres

a la hora de diseñar su futuro?



A Cuba le conviene dejar de ser un Estado mantenido. Para Venezuela

también sería muy beneficioso desprenderse de la rémora económica que

significa La Habana en un momento en el que la fórmula chavista se

desgasta aceleradamente y los venezolanos cuestionan la injerencia de

Cuba en sus asuntos internos.



Cuando el Muro cayó en Europa del Este y se secó el grifo soviético,

Fidel Castro, cuya incapacidad para gestionar el Estado ha sido

proverbial, dijo, "para nosotros fue como si dejara de salir el sol". Me

temo que la prosperidad de Cuba depende justo de lo contrario de lo que

señala el BM. El día que haya libertad, y no una dictadura

codependiente, saldrá el sol en todo su esplendor.



© Firmas Press



Source: GINA MONTANER: ¿Y si fuera todo lo contrario? - Gina Montaner -

ElNuevoHerald.com -

http://www.elnuevoherald.com/2014/04/14/1723932/gina-montaner-y-si-fuera-todo.html

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