"El empresariado cubano dice: 'No quiero ser el último en llegar a
Cuba'" | Dos exiliados en florida: Críticas de los duros a los planes
del empresario Saladrigas para ayudar a la isla | Un grupo de Miami
prepara un fondo de 50 millones para Cuba
Internacional | 19/06/2011 - 00:00h
Marc Bassets | Washington
Corresponsal
Nadie en Miami piensa ya en invadir Cuba para derrocar a los Castro.
Pocos piensan que el cambio llegue desde el sur de Florida. Parece
claro, visto desde allí, que el cambio lo impulsarán los cubanos de la isla.
Pero los cubanoamericanos no serán meros espectadores. Mientras los
líderes políticos del exilio aún son partidarios del embargo y de la
mano dura con el régimen, y su influencia en Washington es notable, la
clase empresarial de Miami empieza a adoptar otra mentalidad. No quiere
perder la oportunidad que ofrezca Cuba si la economía se abre.
"El empresariado cubano dice: 'Espérate, yo no quiero ser el último en
llegar a Cuba, ¿ok?'", dijo hace unos días en Miami Carlos Saladrigas,
figura prominente del nuevo exilio, favorable al diálogo con La Habana y
al levantamiento del embargo de medio siglo.
"Como empresarios, tenemos claro que la política actual ha sido un
fracaso –añadió–. No ha dado resultados en 52 años, y un empresario no
sostiene una política que no dé resultados en 52 años".
Si las sanciones de EE.UU. tienen como objetivo castigar al Gobierno
cubano, el desarrollo de un sector privado debería permitir un
relajamiento de estas sanciones, según el empresario.
Saladrigas, uno de los empresarios hispanos de más éxito en EE.UU.,
abandonó su país en 1961, con 12 años, dentro de la llamada operación
Pedro Pan, en la que 14.000 niños salieron de la Cuba revolucionaria sin
sus padres con destino a Estados Unidos. Después de pasar por
multinacionales como Pepsi-Cola, fundó la empresa de recursos humanos
Vincam. Con los años, evolucionó de las posturas más duras del exilio a
representar la vía dialogante.
Según Saladrigas, la transición cubana empezará por la economía, y es la
apertura a la iniciativa privada, todavía muy incipiente, lo que puede
precipitar la reforma política.
"¿Ha partido algún cambio de las inversiones de los españoles en Cuba
hace ya veinte años?", se pregunta Ninoska Pérez Castellón, directiva
del Consejo por la Libertad de Cuba en Miami y locutora estrella en la
emisora Radio Mambí.
Pérez Castelló es una de la voces más conocidas del llamado exilio duro,
contrario al diálogo con el régimen cubano y muy crítico con
personalidades como Saladrigas.
"Creo que es inmoral invertir en Cuba –argumenta–. Primero, es lavar el
rostro a una dictadura de 52 años. Tan lamentable como lo que están
haciendo los españoles y todos los extranjeros que invierten en Cuba. Yo
creo que invertir en un país donde el nativo de ese país no tiene la
misma posibilidad de participar en esta actividad es deplorable".
La periodista Ann Louise Bardach, especialista en Cuba, detalla en su
libro Sin Fidel, que debe publicarse en castellano en el 2012, cómo el
exilio se escindió hace una década, tras el traumático caso del niño
Elián González.
"Carlos Saladrigas –dice ahora Bardach– es un hombre bastante valiente,
porque hizo la transición entre ser un derechista duro en el tema de
Cuba y ser un republicano moderado, el tipo de republicano tradicional
en el sentido de abogar por la empresa y el libre comercio. Pero en
Miami esto es problemático".
Saladrigas sostiene que "el liderazgo de la Cuba del mañana tiene que
provenir y va a provenir de dentro de Cuba". Pero añade que la diáspora
contribuirá a la transición.
"En vista al futuro, Cuba tiene dos grandes activos. Uno es una
población altamente educada", dice. El segundo es "una diáspora
económicamente poderosa".
Saladrigas ha empezado a moverse. Con el Cuban Study Group, que se ha
convertido en una de las organizaciones más influyentes del exilio, ha
propuesto un fondo de 50 millones de dólares para fomentar el
microcrédito y la pequeña empresa.
En abril, el Cuban Study Group publicó un informe en el que constataba
que "el Gobierno cubano ha comenzado a implementar reformas con el
objeto de permitir mayor actividad económica del sector privado a fin de
reducir los gastos gubernamentales, incrementar la productividad y
aumentar los salarios".
El informe cita a los economistas Pavel Vidal Alejandro y Omar Everleny,
de la Universidad de La Habana. Los economistas señalan que "si los
micropréstamos fueran promovidos con apoyo externo, representarían un
influjo de divisa fuerte que se podría usar para comprar importaciones
para trabajadores por cuenta propia, pequeñas empresas y cooperativas".
Por segunda vez desde que se marchó en 1961, en febrero Saladrigas
regresó a Cuba, en un viaje de peregrinación organizado por la Iglesia
católica.
En su visita anterior, en 1984, "la gente vivía aterrorizada de que te
escucharan una conversación, de que te estuvieran oyendo, de qué iba a
hacer la persona del comité de defensa, qué iba a decir si yo entraba,
si salía".
"Ahora es otra cosa", dice. "Hay vida en la calle, la gente está alegre,
ves a la gente tomándose una cervecita aquí, un café allá, conversando,
fiestas callejeras los viernes por la noche, orquesta, la gente bailando".
En su opinión, la transición ha arrancado "hace rato ya". Y lo ha hecho
"con mayor rapidez que la relación entre ambos gobiernos". Y por abajo.
Los cubanos de Florida, aprovechando el levantamiento de las
restricciones para viajar y otras medidas de la Administración Obama,
"están constantemente yendo a Cuba, ayudando a sus familiares,
montándoles negocios allá".
"Se rumorea que hay muchos que ya están comprando en Cuba", apunta.
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