14-06-2011.
Elías Amor Bravo
Economista ULC
(www.miscelaneasdecuba.net).- El diario Granma se hace eco de la
Asamblea Provincial del Partido comunista en la provincia del mismo
nombre, en la que se abordó la implementación de los "Lineamientos" con
"la necesidad urgente de concretar una economía sólida sobre la base de
una agricultura realmente eficaz, capaz de ofrecer suficiencia y
variedad a la mesa familiar y a la industria".
Sin duda un problema realmente importante, si se tiene en cuenta la
concurrida asistencia de dirigentes del partido a este cónclave que
contó, entre otros, con la presencia de José Ramón Machado Ventura,
Segundo Secretario del Comité Central del Partido y Primer
Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros; Olga Lidia
Tapia Iglesias, miembro del Secretariado del Comité Central, y Homero
Acosta Álvarez, secretario del Consejo de Estado.
Hasta aquí nada que observar, salvo la cuestión relativa a lo que tienen
que decir cargos del partido comunista en la revitalización de una
economía. Si en medio siglo han mostrado su absoluta incapacidad para
transformar de manera competitiva la economía cubana, qué les podemos
pedir a corto plazo. Lo cierto es que nada.
Y a esta conclusión se puede llegar fácilmente cuando se atiende a las
intervenciones de los delegados que respondieron a preguntas de este
calado: "¿por qué no sabemos producir frijoles y no comercializamos con
el Estado todo el producido?, ¿qué nos impide crecer mucho más rápido en
el arroz?, ¿por qué todavía tan lejos de los números históricos del
café, en latas y rendimiento agrícola?, ¿cuándo será suficiente la leche
generada en Granma para bodegas e industria?, ¿es la solución esperar la
importación de pienso para alimentar el ganado?"
Por supuesto que se puede dar respuesta a cada uno de estos
interrogantes. Y no hace falta reunir a dos centenares de representantes
del partido único para saber, por ejemplo, que no se sabe producir
frijoles ni comercializar la producción dentro del Estado primero,
porque no existen incentivos para hacerlo, y segundo, porque no existen
redes de distribución orientadas por el criterio del beneficio.
Mientras los comunistas cubanos, sigan culpando a "las irregularidades
organizativas y los incumplimientos de planes en la producción de arroz,
café y frijol", continuarán perdiendo oportunidades para enderezar el
rumbo de la nave. No es con más planificación como se resuelven las
carestías e ineficiencias de la economía cubana. No es cierto que un
burócrata posea mejor conocimiento de cómo funciona una economía que los
miles de agricultores que toman decisiones todos los días basadas en los
precios, de forma libre y sin coerción alguna. Decisiones que deben
venir orientadas por el principio del beneficio, la acumulación, el
interés. Pongan en marcha este tipo de reformas y verán como aumenta la
producción.
Los comunistas creen que el problema viene motivado por "el descontrol
sobre la contratación, la poca exigencia en el cumplimiento de los
compromisos de los productores, los bajos rendimientos provocados por la
mala aplicación de la ciencia y la técnica, así como las deficiencias en
la explotación de las áreas bajo riego disponibles", y esa es la
consecuencia y no el origen de todo el problema. Todas esas desgracias
ocurren porque la base de funcionamiento de la economía ya se encuentra
mal diseñada desde el principio. El socialismo, la planificación central
y el control de la propiedad por el Estado no dan solución a problema
alguno, y no hacen más que entorpecer el desarrollo de la iniciativa
privada, auténtico motor del crecimiento.
Y con la "producción de leche", más o menos lo mismo. Hablan de
"fantasmas de la ganadería, apuntando a lo que denominan los "brazos
cruzados" a la hora de asegurar el alimento animal, "que si se trabaja
poco, que si proliferan demasiado los hurtos, que si se espera demasiado
del pienso importado cuando se debería producir internamente, que si los
trabajadores están poco cualificados". Vuelven a las consecuencias, y
no al verdadero origen del problema. Una vez más, el fracaso se
encuentra en ese concepto de empresa estatal socialista que es
ineficiente e incapaz de conseguir sus objetivos, porque su concepto
está viciado en origen.
Ya resulta positivo ver a los comunistas entonar un continuo mea culpa
sobre los problemas que tiene el país. Hace algunos años, este tipo de
autoinculpaciones de bajo perfil no serían imaginables. Algunos ya
consideran que esta es una auténtica "actitud revolucionaria", los que
no se conforman con lo que tienen y luchan por algo mejor. ¡Qué
equivocados están! El problema es que lo están haciendo mal, sin superar
las cadenas que lastran las posibilidades reales de desarrollo de la
economía cubana: su modelo es ineficiente por definición, y tal y como
se plantea en los "Lineamientos" el socialismo no es el futuro de la
economía.
Y no lo digo yo. Lo dicen los comunistas de Granma, al señalar que
"indisciplinas administrativas, incumplimientos de planes, pérdidas
económicas, falta de liquidez de las entidades, e insuficiente rigor de
los Consejos de la Administración provincial y municipales en la
búsqueda de soluciones a estos problemas, mantienen la tendencia
deficitaria", la insolvencia productiva que impide generar ingresos a
las actividades por encima de los gastos. Pero, ¿cómo se puede aspirar a
ello si el sistema penaliza y criminaliza la obtención de ese
diferencial positivo que, en cualquier economía, se llama beneficio y es
la clave del crecimiento económico y la transformación productiva?
Contemplando a la economía cubana como una caja cerrada en la que
ingresos y gastos tienen que coincidir, los comunistas convierten el
sistema productivo en una caja oscura, en la que es imposible cualquier
mejora de eficiencia, cualquier incremento de productividad, cualquier
posibilidad de transformación económica.
Es imposible salir de ese círculo vicioso si toda la responsabilidad del
fracaso se sigue adjudicando al incumplimiento de planes, directrices y
órdenes. Más libertad económica, más mercado, más comportamiento de
precios libres, demanda y oferta, y menos burocracia, son la receta
necesaria para que los problemas de la economía cubana se superen dentro
de un marco de ausencia de libertades políticas que actúa como un freno
institucional al desarrollo de una economía de emprendedores, de hombres
y mujeres libres que generen riqueza y empleo. No burócratas
entretenidos en explicar lo que no tiene solución.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=32592
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