El microcrédito toca la puerta… pero bajito
Por Patricia Grogg
LA HABANA, jun (IPS) - El sistema de microcrédito puede llegar a Cuba de
la mano de las reformas que esperan por su soporte jurídico y legal para
estrenarse en el nuevo escenario surgido del proceso de actualización
del modelo económico emprendido por el gobierno de Raúl Castro.
"Hasta hace un año y medio más o menos, de este tema prácticamente no se
podía hablar, pero ahora la situación es distinta", confió a IPS un
diplomático europeo que prefirió no ser identificado para evitar malos
augurios sobre un asunto que tiene sus complejidades en el caso de esta
isla caribeña.
"El microcrédito pasó de ser algo casi sacrílego a algo interesante",
puntualizó.
A su vez, Juan Diego Ruiz, coordinador general de la Cooperación de
España en Cuba, aclaró que la palabra microcrédito no figuraba en el
lenguaje cubano y quizás aún en la actualidad no sea la más correcta en
este caso.
"Hoy se habla más bien de política crediticia, de crédito para el sector
productivo, un tema que está tanto en la calle como en los despachos",
señaló a IPS.
Entre las entidades que han venido a tantear el terreno figura el
Instituto Nacional para el Microcrédito de Italia, que organizó un par
de visitas a Cuba, en muestra evidente de que el tema de las
microfinanzas se abre paso poco a poco en el contexto de proyectos de
desarrollo y de apertura al sector privado, en los cuales la cooperación
internacional podría jugar un rol importante.
Este tipo de préstamos nació por los años 70 como alternativa de
financiamiento para ciudadanos de pocos recursos económicos, que
precisan de un capital que genere patrimonio o activos productivos. A
diferencia del crédito tradicional, no pide garantías para el
otorgamiento, sus montos son relativamente pequeños y los pagos de las
cuotas son semanales o quincenales.
Estas diferencias llevan a definir a las instituciones microfinancieras
como entidades con altos costos administrativos que son cubiertos por
altas tasas de interés que genera su cartera de clientes, compuesta por
un gran número de pequeños préstamos a corto plazo, sin garantías, y que
se concentran en una reducida área geográfica.
En Cuba existen los créditos en moneda nacional enfocados al consumo,
como la compra individual de bienes domésticos, y al sector agropecuario
organizado en cooperativas. Pero la estrategia lanzada por el sexto
congreso del gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC) para modernizar
el modelo económico prevé ampliar y diversificar las posibilidades en
materia de préstamos bancarios.
El programa de 313 puntos, que traza la línea económica y social para
los próximos años, aclara que la política crediticia estará dirigida, en
lo fundamental, a brindar el apoyo necesario a aquellas actividades que
estimulen la producción nacional, generadoras de ingresos en divisas o
sustituidoras de importaciones, así como otras que garanticen el desarrollo.
A la vez, desde marzo está aprobada la política bancaria y de créditos
para las personas naturales, que incluye, entre otras medidas, otorgar
préstamos a los productores agropecuarios para la compra de medios de
trabajo e insumos en las unidades de comercio minorista, con el objetivo
de elevar la producción de alimentos del país.
Asimismo, conceder créditos a las personas autorizadas a ejercer el
trabajo por cuenta propia para financiar el capital de trabajo y las
inversiones mediante la compra de bienes, insumos y equipos, y permitir
que los cuentapropistas vendan productos y servicios a las entidades
estatales, previo contrato entre las partes.
Justamente en estos sectores emergentes, surgidos al calor de la entrega
de tierras en usufructo a miles de personas y la ampliación de oficios y
actividades para ejercer por "cuenta propia" o de manera privada, es
donde el microcrédito podría tener mayor impacto, al menos inicialmente,
aunque falta por definir los aspectos legales y jurídicos que regularían
el tema crediticio en general.
En estas nuevas formas de gestión no estatal, los préstamos a pequeña
escala podrían facilitar el acceso a maquinarias, herramientas, insumos
y medios de trabajo, además de fortalecer las capacidades para contratar
servicios o mano de obra de una manera estimulante, entre otros
eventuales beneficios.
En el cuentapropismo "es donde mejor encaja el microcrédito puro,
enfocado al sector individual", comentó a IPS Tomás Marco, responsable
en Cuba de desarrollo agropecuario de la Oficina Técnica de Cooperación
de España. "Se abre una posibilidad, ni siquiera es una certeza, no se
sabe si se va a permitir dar crédito en divisa a un cuentapropista", señaló.
La dualidad monetaria o libre circulación de una moneda nacional (peso)
y el peso convertible cubano (CUC), que desde 2004 reemplaza en toda
transacción al dólar estadounidense, figura entre los desafíos a vencer
también en materia crediticia en un escenario en que no se vislumbra
solución a corto plazo para ese fenómeno.
"Otro obstáculo grande es la capacidad de compra. Tú puedes conceder un
crédito en divisa a las UBPC (Unidades Básicas de Producción
Cooperativa, del sector agropecuario), pero éstas no pueden comprar
directamente en divisa. Hay que esperar que los lineamientos se plasmen
en normativas, ver como se regulan estos aspectos", indicó Marco.
Rodolfo Hernández, oficial de programa de la Agencia de Cooperación
Suiza (Cosude), consideró que el microcrédito podría beneficiar en Cuba
"fundamentalmente" a sectores de ingresos medios y bajos, con
determinada prioridad para mujeres y jóvenes.
"Sería importante que los créditos se otorguen en ambas monedas, que se
creen tiendas y lugares que vendan a nivel municipal y submunicipal, que
éstos sean otorgados con un porcentaje de interés que permita por un
lado la sostenibilidad del proceso y el pago del servicio de las
instituciones que los prestan y, por otro, la accesibilidad de las
personas de ingreso medio y bajo", señaló el experto.
En su opinión, los dineros deberían canalizarse a través del Banco de
Crédito y Desarrollo o una banca local creada con ese objetivo y por
cooperativas de segundo grado (aquellas cuyos socios son otras
cooperativas) que alcancen suficiente ingreso para asumir ese compromiso.
Ruiz no descarta que en el contexto de la cooperación internacional,
puedan funcionar instrumentos crediticios no comerciales, pero
reembolsables. "Existe la oportunidad y la voluntad. En estos meses han
venido varias visitas de nuestra sede (Agencia Española de Cooperación
Internacional) que han informado sobre la experiencia en materia de
crédito, que pudiera tener su cabida acá", comentó.
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