Se mantendrá la Posición Común?

¿Se mantendrá la Posición Común?

LUNES, 25 DE NOVIEMBRE DE 2013 00:45 ESCRITO POR JORGE OLIVERA CASTILLO



Para Cuba actualidad, Habana Vieja, La Habana, (PD) Parece haber

consenso para que en los próximos meses se suavice aún más, la Posición

Común que condiciona el progreso de las relaciones bilaterales entre la

Unión Europea y Cuba.



Impulsada en 1996 por el gobierno español presidido por José María

Aznar, la medida se ha mantenido más por inercia que por la voluntad del

bloque en presionar al régimen de La Habana para que acceda a cumplir

con los compromisos internacionales en materia de derechos humanos.



Desde que entró en vigor, salta a la vista su disfuncionalidad. Cada

país del bloque tiene una particularizada visión de la letra y el

espíritu de las disposiciones.



Mientras unos pocos gobiernos asumen una actitud beligerante, la mayoría

opta por la tibieza a la hora de criticar los flagrantes y sistemáticos

abusos contra los activistas prodemocráticos, sin dejar a un lado el

fomento de acuerdos económicos y programas de cooperación con el

inconstitucional régimen cubano.



Tanto la Posición Común como el embargo norteamericano han demostrado su

ineficacia. Las principales estructuras del poder totalitario se

conservan intactas.



La inconsistencia en la aplicación de los preceptos que hipotéticamente

deberían reducir los márgenes de impunidad del régimen y crear las bases

para un cambio hacia la democracia explica, en parte, el crecimiento de

los actos represivos sin que los culpables paguen por sus tropelías.



Sin llegar a la asfixia económica, se pudiesen tomar medidas políticas y

diplomáticas más enérgicas, sobre todo por parte de la Unión Europea,

pero quizás la falta de interés geopolítico condiciona la agenda a favor

de una perspectiva mediocre del asunto.



Tales medianías inclinan a pensar en otras causas, entre las cuales

habría que mencionar la poca articulación de los grupos opositores, la

falta de profesionalidad en el desempeño de las responsabilidades, las

constantes salidas al exterior sin boleto de regreso, hechos que

demeritan una labor donde hay derroche de coraje, convicciones, pero muy

pocos enfoques realistas.



No es mi propósito hacer generalizaciones en este aspecto tan delicado,

pero es cierto que esos deslices pesan a la hora de hacer el balance de

las conquistas y los fracasos, además de estimular dudas y reservas en

gobiernos, entidades internacionales y organizaciones no gubernamentales

de carácter transnacional.



A pesar de los errores, es justo destacar la proliferación de

agrupaciones independientes que defienden agendas políticas, cívicas o

sociales. Algo que resalta en un contexto en que los actos de repudio,

las detenciones arbitrarias, los actos vandálicos y las condenas a

prisión son parte de la rutina.



Al margen de sus insuficiencias, la Posición Común no debe ser suavizada

y mucho menos levantada bajo las condiciones actuales. Si sucede,

estaría enviándose un mensaje equivocado que empeoraría la situación de

las víctimas.



Ciertamente se trata de reprobaciones sin apenas efectos prácticos, pero

como quiera que sea a pesar del bajo nivel de involucramiento, hablamos

de un bloque de países de gran importancia en el tablero mundial.



De alguna manera, el infortunado relativismo del bloque europeo respecto

al problema de los derechos humanos en Cuba, deslegitima a la élite de

poder que persiste en bloquear el libre ejercicio de las libertades

fundamentales.



Para Cuba actualidad: oliverajorge75@yahoo.com



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