viernes, 26 de diciembre de 2014

CTC, sindicato amarillo, vertical o mafioso

CTC, sindicato amarillo, vertical o mafioso
PABLO PASCUAL MÉNDEZ PIÑA | La Habana | 26 Dic 2014 - 8:54 am.

Desmantelada la Terminal de Contenedores de La Habana, sus trabajadores
despedidos no fueron acogidos en el Puerto del Mariel. ¿Qué ha hecho por
ellos el sindicato?

Que en el XX Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC)
celebrado el pasado febrero, un desconocido como Ulises Guilarte de
Nacimiento se convirtiera en el sanchopanza de Raúl Castro para asuntos
sindicales, ni siquiera fue noticia. Ya sabíamos que esa Ínsula
Barataria, también fue gobernada por otros sanchopanzas como Lázaro
Peña, Roberto Veiga, Pedro Ross y Salvador Valdés Mesa, quienes sin
excepciones, antepusieron el servilismo a los intereses de los trabajadores.

La cita, clausurada con un discurso de Raúl Castro muy agradable a las
orejas de los que querían escuchar bramidos sobre aumentos de sueldos y
el fin de la doble moneda, culminó de la manera más sublime que podíamos
esperar: una convocatoria para "hacer temblar la tierra en el desfile
del Primero de Mayo" con el fin de demostrar al mundo el apoyo de los
trabajadores cubanos al régimen.

Como era de esperarse, los médicos, en representación de "la primera
industria del país", fueron los bienaventurados que se ganaron "el
premio gordo", aunque, el aumento del sueldo básico al monto de 1.430
CUP (60 dólares) ni siquiera compensa el bajo poder adquisitivo de la
moneda ni la inflación superior al 240%, que afecta los precios de los
artículos de primera necesidad ofertados en las shopping y en el mercado
paralelo desde la época del "periodo especial".

Una jugada mantenida en cartelera por más de 20 años y, que el
defenestrado vicepresidente Carlos Lage justificaba aseverando el
propósito gubernamental de invertir el susodicho "gravamen" en programas
sociales que beneficiaran a la población sin acceso al "fula", ya fuera
por remesas familiares o vínculo laboral.

Acorde al discurso raulista, el resto de los trabajadores estaba
obligado a esperar "sin prisas, pero sin pausas" en ese purgatorio
llamado "nuevo modelo económico" hasta que irrumpa la esperanzadora
superproducción fabril y de servicios, capaz de colmar las arcas del
Gobierno con el capital suficiente para pagarles un salario digno de
cubrir sus necesidades. Suerte de fantasía que ni siquiera Fidel y Raúl
pudieron lograr en más de 55 años de centralismo, burradas económicas
y quimeras inalcanzables como el estruendoso revés de la Zafra de los
10 millones.

El "desfile terremoto" cuya concurrencia estuvo compuesta por un 80% de
uniformados de las FAR, el MININT y estudiantes temerosos de perder sus
carreras so pretexto de que "las universidades son para los
revolucionarios", más un 20% restante integrado por los trabajadores de
los distintos sindicatos que, a cambio de su asistencia —según
valoramos en situ― fueron estimulados con pulóveres, meriendas y
cañangazos de ron. Revelaron a todas luces el apagón neurálgico de un
proletariado que, al parecer, no tenía demandas que exigirles a su
patrón (el Gobierno).

Lo paradójico de esta historia, es que dos meses después —más
exactamente el 28 junio de 2014— 500 trabajadores de la terminal de
contenedores de La Habana (TCH), fueron echados a la calle con solo dos
meses de sueldo como indemnización. Entretanto, la CTC y el Sindicato
de Trabajadores de la Marina Mercante y Puertos se lavaban las manos
como Poncio Pilatos, evidenciando que los artículos 1 y 45 de la
Constitución de la República, son meras y putrefactas letras muertas.

La pajiza CTC

Según Wikipedia —porque desafortunadamente la enciclopedia EcuRed no
incluyó el concepto―, "los sindicatos amarillos, verticales o mafiosos"
son aquellos creados y controlados por los empleadores, o sea, que
responden a los patrones en vez de a los obreros. También el término es
aplicable a sindicatos que cooperan con un sistema político-económico en
lugar de tener una actitud combativa.

El sindicalismo amarillo está prohibido por las leyes internacionales y
numerosas legislaciones nacionales. Pero persisten en incontables países.

Su formación fue declarada ilegal por la Organización Internacional
del Trabajo (OIT), según expresa el artículo número 2 del convenio C098
sobre Derecho de Sindicalización y Negociación Colectiva, ratificado por
Cuba y en plena vigencia desde el 29 de abril de 1952.

Como miembro fundador de la OIT desde 1919, Cuba ha ratificado 89
convenios y un protocolo. De ellos, 75 están en vigor, 12 han sido
denunciados y ninguno ha sido ratificado en los últimos 12 meses. De los
89 convenios, 62 fueron ratificados antes del año 1959.

Los convenios C099 y C131, ratificados en 1954 y 1972 respectivamente,
tratan sobre la fijación de los salarios mínimos. Asimismo un examen
hecho por técnicos de la OIT en el año 2011, donde se escogieron 16
países de América Latina (Cuba no fue monitoreada), arrojó como
resultado que el salario mínimo promedio era de 262 dólares mensuales, o
sea 4,36 veces mayor que el básico devengado por los médicos cubanos y
el más alto de la nación (60 dólares). Índice que sin dudas, denota el
grado de indigencia salarial en la Isla.

Como dato curioso de esa investigación podemos citar que el salario
mínimo más bajo de la región lo recibieron los trabajadores del Estado
Plurinacional de Bolivia, con 117 dólares mensuales. Mientras que el
salario mínimo más alto correspondió a la República del Paraguay con 384
dólares.

En la 103 reunión de la conferencia de OIT, celebrada en junio pasado en
Ginebra, la ministra de Trabajo y Seguridad Social cubana, Margarita M.
González, aseveró entre otros puntos… (…) "que Cuba ratifica el derecho
de asociarse libremente y constituir organizaciones sindicales".

A la pregunta de si es cierto lo que plantea la ministra González, un
exdirigente sindical que solicitó el anonimato aclara que "el Partido
Comunista no aprueba la constitución de organizaciones independientes",
y ejemplifica que "cuando se propuso la fundación de un sindicato de
trabajadores cuentapropistas, inmediatamente la idea fue vetada por
temor a organizar una oposición".

En cuanto al derecho a huelga, que está contenido en el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales adoptado por
la Asamblea General de Naciones Unidas y vigente desde 1976, expresa,
"que ese derecho [de huelga] no es reconocido por la Constitución de la
República de Cuba".

"Ante el estallido de una huelga, la CTC intervendrá como aliada del
régimen", afirma el exdirigente sindical y rememora un suceso ocurrido
en el año 1989 en la Empresa de Servicios Técnicos Constructivos del
MINSAP, localizada en la Calzada de Infanta y Línea del ferrocarril, en
el municipio Centro Habana. Allí un sector de los trabajadores apeló a
la huelga, a causa del impago de un prima por sobrecumplimiento.

"Tras la visita al centro del entonces secretario general de CTC,
Roberto Veiga, la empresa fue desintegrada, y como castigo los
trabajadores tampoco recibieron los haberes reclamados… Veiga más tarde
fue tronado por lavarse las manos con agua sucia, como muchos
sindicalistas profesionales, que vendían bonos para restaurantes,
hoteles y casas en la playa, destinados a estimular a los trabajadores
destacados. Las corruptelas en la CTC, datan de la época de las
reyertas en las asambleas sindicales para ganarse [por méritos
laborales] desde despertadores rusos hasta viviendas en Alamar", concluye.

El oscuro caso de la TCH

A pesar de que la Terminal de Contenedores de La Habana (TCH) fuera
calificada "modelo de eficiencia empresarial" por el diario oficialista
Juventud Rebelde, al alcanzar productividades comparables con otras
unidades de primer nivel, se ordenó su cierre el pasado 28 de junio y,
según expertos, la decisión está causando pérdidas de 1 millón de
dólares diarios por conceptos de cargas, descargas y movimientos hacia
la economía interna.

A partir del cierre de la TCH, la rada habanera es un páramo acuático,
donde solo atracan anualmente dos o tres cruceros con embajadas
culturales o estudiantiles y buques espías rusos. Las labores
portuarias han sido trasladadas al megapuerto del Mariel —distante 45
kilómetros de la capital— que inició sus labores a inicios del presente año.

David, uno de los trabajadores despedidos alega "que en la mañana del 28
de junio se desayunaron súbitamente con la noticia de que la TCH fue
cerrada. Al tiempo que los especialistas y ejecutivos que tenían
vehículos asignados, tuvieron que entregarlos a la corporación CIMEX, la
cual se encargaría de venderlos en sus agencias".

"Según la administración y el sindicato", añade David, "a 'los
militares' [GAESA] no les interesó concederle empleo en el puerto del
Mariel a los cesanteados de la TCH, a pesar de sus experiencias en la
actividad, más la productividad alcanzada por el pago de primas".

"Se nos liquidó un salario acorde a los años trabajados, 'y apaga y
vete, y, si te he visto no me acuerdo'. Después de cinco meses de
cierre, la TCH está transformándose aceleradamente en un amasijo de
óxido, cuyo destino serán los oxicortes y el chatarrero", enfatiza.

Lo chocante de todo esto es que el oficialista periódico Trabajadores,
órgano de la CTC, ignoró el cierre de TCH para en su lugar elogiar el
sanchopancismo del secretario general de la CTC, Ulises Guilarte de
Nacimiento, quien irrumpe en los plenos provinciales lanzando regaños a
los cuadros sindicales por desconocer al dedillo el Código del Trabajo
(Ley 16), la norma del Sistema de Pago (Resolución 17) o las
prerrogativas concedidas a la empresa estatal, entre otras tantas
descargas derivadas del más proteico burocratismo socialista.

En cambio, David, aprieta dientes y puños cuando su mujer le recuerda
que ya no tiene aceite para cocinar, o que sus hijos tienen los zapatos
rotos.

Él lamenta no haber tomado el camino más digno: el de organizar, junto a
sus compañeros, una protesta para demandar justicia por el humillante
despido. Sin embargo, la triste realidad le indica, que para darle de
comer "a sus negros" tendrá que desviarse por la ruta menos
recomendable, la de buscarse un "curralu con jugada". O sea, buscar un
empleo donde haya algo que robar, para compensar los salarios de
miseria que pagan.

Source: CTC, sindicato amarillo, vertical o mafioso | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1418403341_11787.html

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