Martes, 14 de Febrero de 2012 04:35
Osmar Laffita
Capdevila, La Habana (PD) Hace tres años, la mayoría de los habaneros,
cuando iban para su trabajo, solo permanecían en las paradas de guaguas
cuando más de 7 a 15 minutos.omnibus
La situación del transporte público urbano había mejorado notablemente
gracias a la incorporación de 500 ómnibus nuevos articulados y fijos a
las nuevas terminales creadas al efecto.
Parecía que había llegado a su fin a la desesperación y agonía de
esperar una o dos horas las guaguas que llegaban repletas, se llevaban
las paradas y en la mayoría de las ocasiones había que correr para
montarse y arriesgarse de ir colgado de la puerta porque no cabía más nadie.
La incorporación de los nuevos vehículos para el trasporte de pasajeros
procedente de China, Rusia y Belarus, posibilitó que en su primer año de
servicio se cumplieran las frecuencias de viaje en un 95%. Por eso,
llegar temprano al trabajo, el centro de estudio o la consulta médica y
el posterior regreso a casa dejó de ser un problema.
Tres años después, la situación de la trasportación por ómnibus en la
capital ha empeorado al extremo que es normal esperar por una guagua 30
0 40 minutos y a veces más tiempo. Las guaguas, abarrotadas, se llevan
las paradas. Cuando paran, se forma el corre-corre, no se respeta nadie:
el problema es poder montar.
Los burócratas del Ministerio de Transporte decidieron bajarle el
salario y la estimulación en CUC a los guagueros previamente
seleccionados para operar estos nuevos ómnibus. Como devengaban un
estimulante salario, todo marchaba sin problema, pero cuando su bolsillo
fue afectado no pocos decidieron buscar otro trabajo.
El otro asunto, el más grave, es que el gobierno no ha asignado los
fondos en divisa para comprar las piezas y partes de los ómnibus, Al
desgaste generado por el su uso diario agréguesele la mala operación,
los choques y el deterioro de las vías. Cuando se producen roturas, al
no disponer de las piezas de repuesto, las terminales paralizan el
ómnibus y para que los demás continúen su servicio se recurre al
canibalismo de piezas, lo que ha provocado que en estos momentos más de
350 de estos vehículos estén paralizados.
Las terminales que reportan el mayor número de ómnibus paralizados son
Santiago de Las Vegas, Alamar, Santa Amalia y Reparto Eléctrico. La
situación es tal que hay días que trabajan 5 o 7 guaguas de las 60 que
tienen asignadas cada una de las terminales.
Ante un asunto que afecta a miles de personas, que por el miserable
salario que devengan, no se pueden dar el lujo de coger carros de
alquiler (botero), cuya carrera más corta cuesta 10 CUP, estas son las
santas horas que ningún funcionario del Ministerio de Trasporte ni de la
Administración Provincial de La Habana, han dado una explicación de cómo
resolverán este grave problema. Parece que el deterioro de la
trasportación por ómnibus urbanos en la capital no es un asunto de su
incumbencia.
Para empeorar este panorama, se da el caso de que los ómnibus fuera de
servicio han sido sometidos a la acción vandálica de personas sin
escrúpulos que les han robado los parabrisas, los focos delanteros y
traseros, le han arrancado los extractores, las luminarias interiores.
Por eso, es normal que los pocos ómnibus que circulan de las terminales
de Santa Amalia y Santiago de Las Vegas, no tienen lámparas interiores
ni extractores. Súmenle a eso que por lo general no se limpian por
dentro y mucho menos por fuera.
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