Reformas lentas y banales marcan los cuatro años de gobierno de Raúl Castro
AFP
LA HABANA -- Raúl Castro cumple el viernes cuatro años como gobernante
de Cuba entre apremios de simpatizantes que piden más velocidad a sus
reformas, y críticas de la oposición y Washington, que consideran
"lentos" y "cosméticos" esos cambios.
El general-presidente de 80 años consumió el 40% de su tiempo en la
presidencia, pues tras sustituir interinamente a su hermano enfermo
Fidel en 2006, y ser electo presidente por el Parlamento en 2008, limitó
los cargos en Cuba a dos mandatos de cinco años, periodo en el que
tendría que implantar su proyecto de cambios.
"No se puede decir que no haya habido cambios en estos cuatro años,
sobre todo en el terreno económico, no tanto en el terreno político",
dijo el economista opositor Oscar Espinosa Chepe, aunque calificó a las
reformas económicas como "totalmente insuficientes".
Raúl se mantiene firme en su estrategia "paso a paso" en los cambios,
"sin prisa, pero sin pausa", lo que al académico cubano norteamericano
Arturo López Levy, de Denver, Colorado, le hace pensar que "no parece
consciente de los costos de un excesivo gradualismo".
"La lentitud en la aplicación de las aperturas, incluida la reforma
migratoria y la ausencia de una política que incentive las inversiones
de cubanos del exterior, está haciendo más difícil y doloroso el ajuste
económico", dijo López Levy.
En cuatro años, Raúl ajustó el equipo y la estructura de Gobierno,
abriendo el poder a los militares, cambió a medio centenar de dirigentes
de la época fidelista, e impuso la racionalidad económica sobre los
criterios políticos.
Aún así se precisa "la actualización del modelo político", dijo el
académico cubano Julio César Guanche en un reciente artículo, y demandó
"la democratización de las prácticas partidistas y estatales, la
urgencia de mecanismos de gobierno más eficaces, responsables y
transparentes, la necesidad de regularizar la protección de derechos
ciudadanos".
Raúl también les dio a los cubanos el acceso a hospedarse en hoteles y
comprar computadoras y electrodomésticos, así como eliminó otras
"prohibiciones excesivas".
Su mayor actividad se concentró en la economía: convocó a un congreso
del Partido Comunista que aprobó más de 300 cambios para "actualizar" el
agotado modelo económico de corte soviético y hacerlo rentable.
La prioridad es aumentar la producción de alimentos, para lo cual
repartió parcelas en usufructo, mejoró los precios a los productores,
liberó la venta de implementos agrícolas y ofreció créditos. Pero el
despegue es aún lento.
También amplió el trabajo privado, prepara las bases legales de pequeñas
y medianas empresas estatales y cooperativas urbanas de producción y
servicios, y comenzó un proceso de autonomía de las industrias estatales.
La médula de sus reformas -ha dicho Raúl- es conservar el socialismo,
por lo cual mantuvo la propiedad estatal de tierras, locales, subsuelo,
industrias u otro elemento negociado con el capital extranjero o con
trabajadores privados.
Es un "cambio económico significativo con continuidad política
unipartidista y escasa transición inter-generacional", opina López Levy.
"El secreto mejor guardado es que los cambios económicos ya han
provocado acomodos políticos imprescindibles", añadió el académico,
citando el diálogo con la Iglesia Católica y "expansiones del rol de la
sociedad civil".
Para López Levy, "la permanencia en puestos claves de dirigentes
asociados al modelo y las concepciones anteriores que se pretende
cambiar", así como la persistencia de un sistema político
"extremadamente jerárquico y centralizado" en torno a Raúl, son
insuficiencias presentes en las reformas.
Con una oposición interna dividida, Raúl encuentra la verdadera
resistencia en la "burocracia" del sistema, que frena las reformas, y en
la corrupción, una olla que destapó y que pese a acciones enérgicas no
logra vaciar.
Pero "le va quedando poco tiempo" -señala Espinosa Chepe-, "es un hombre
mayor, aunque se ve todavía ágil, pero no hay duda que está en una edad
que le va quedando muy poco tiempo para las enormes tareas que tiene".
Ese es otro desafío del general-presidente a los cuatro años de
Gobierno: formar urgentemente un relevo capaz de mantener el proyecto,
pues la generación histórica dirigida por Fidel, siempre pospuso esa tarea.
http://www.elnuevoherald.com/2012/02/24/1135554/reformas-lentas-y-banales-marcan.html
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