Aun en medio de las carencias y dificultades, muchas familias se
esfuerzan y priorizan la construcción y reparación de sus viviendas. Una
señal de que los cubanos solo necesitamos contar con recursos para poner
en práctica nuestros deseos de progresar.
Karina Gálvez Chiu
marzo 15, 2012
En los últimos meses se han venido poniendo en práctica, cambios
ambiguamente anunciados y ahora concretamente implantados como nuevas
leyes. Entre ellos, mayor apertura para el trabajo por cuenta propia, la
liberación de la compra venta de autos usados, de viviendas, de
productos del campo a hoteles y centros turísticos o la concesión de
préstamos bancarios a particulares.
Teniendo en cuenta que los impuestos a cuentapropistas son
desestimulantes y las condiciones reales no están creadas; que todavía
los autos que se pueden comercializar libremente son usados; que nadie
puede construir viviendas para vender (todavía no puede haber empresas
constructoras privadas o inmobiliarias); que los campesinos cuando le
venden a hoteles y centros turísticos continúan haciendo negocios solo
con el Estado, que solo los campesinos son los que tienen esta
posibilidad y no artesanos o carpinteros o dueños de restaurantes y que
los préstamos bancarios exigen condiciones que no son fáciles de reunir
para los cubanos; no podemos considerar que estos sean los cambios que
necesita la economía cubana. Estos cambios continúan siendo
superficiales y nada esencial cambiará en la vida de la mayoría de los
cubanos únicamente con el efecto de estos cambios.
Pero no se puede dejar de reconocer que los cambios, esta vez son más
importantes que otras veces. Por una parte, con estos cambios, hay
ciertas aperturas que permiten a los cubanos salir de la inercia del
inmovilismo y renovar esperanzas. Por otro lado, disminuye el
paternalismo de Estado y esto contribuye a que la mentalidad de los
cubanos transite del "esperar a que el Estado me dé" al "menos mal que
el Estado me deja buscármelo". Si los cubanos aprovechamos estos cambios
para aumentar nuestra cuota de libertad, los cambios importantes pueden
convertirse en los cambios esenciales.
Aunque en poca medida, los cambios de los últimos meses, parecían un
camino hacia la liberación económica. Eliminar gratuidades y subsidios
es una intención bastante manifiesta del gobierno cubano. Principalmente
porque constituyen una carga insostenible para la economía.
Ahora, subsidios
Toda economía necesita de una dimensión social que incluya dentro de su
dinámica a aquellas personas que no pueden acceder por sus propios
medios. Esta dimensión debe estar incluida en el modelo económico, de
modo que su propio mecanismo de funcionamiento, conduzca a estas
personas a una situación de solvencia que dé lugar a cada vez menos
carga para el Estado.
No obstante, mientras el sistema económico va incluyendo cada vez a más
personas, los subsidios, constituyen una herramienta que puede
determinar en muchos casos, la justicia en la distribución de la renta.
Lo que a veces parece caridad por parte del gobierno, no es más que
justicia.
Ha sido anunciado en la prensa (Granma, 5 de enero de 2012), que el
gobierno cubano considerará la posibilidad de otorgar subsidios a
personas que lo necesiten y puedan demostrar su falta de solvencia
económica para construir o reparar su vivienda. Se informa además que el
monto del subsidio no excederá los 80 000 pesos, para financiar
materiales y fuerza de trabajo para construir una vivienda de 25 metros
cuadrados incluyendo servicio sanitario y cocina. La solicitud se
realiza a la Dirección Municipal de Vivienda y es aprobada o no por el
Consejo de Administración Municipal.
Suponiendo que no cuestionemos lo insuficiente que resulta una vivienda
de 25 metros cuadrados para una familia, ni que para construirla baste
con 80 000 pesos (3200 cuc), este anuncio obliga a respondernos ciertas
interrogantes:
¿Quiénes pueden demostrar falta de solvencia económica para construir su
vivienda? O mejor, ¿a quiénes puede demostrarle el Estado que sí poseen
posibilidades económicas y por tanto, no necesitan el subsidio? ¿Quiénes
pueden demostradamente, reunir 80 000 pesos (monto máximo del subsidio)
y dedicarlos a la construcción de su vivienda?
Primero están los casos sociales que no pueden cuestionarse: personas
con discapacidad o problemas de salud que no tienen familia que las
respalden económicamente; familias cuyas viviendas han sido afectadas
por ciclones u otros fenómenos desde hace años y solo reciben un
salario; viudas o madres solteras que no poseen entradas fuera de su
salario o de la asistencia social. De estos casos hay muchos que no
necesitan ni presentar evidencias.
Pero también les sería fácil demostrar falta de solvencia económica para
construir una vivienda, a aquellos para los que no es tan evidente:
Quienes viven de un salario (el salario medio se estima en $448,00 lo
que equivale a 17,92 CUC) y deben mantener con él a su familia. Si
dedicara la mitad de su salario a la construcción de su vivienda,
demoraría aproximadamente 357 meses (casi 30 años) para reunir $80000,00
que es el monto máximo del subsidio.
Quienes reciban un salario por encima del salario medio y puedan
dedicarlo íntegramente a la construcción o reparación de su vivienda.
Por ejemplo: una persona que gane $600,00 mensuales, demoraría 133 meses
(casi 11 años) en reunir los $80000,00 que cubre el subsidio. También
puede necesitar ayuda. Incluso sería difícil para el Estado demostrar la
solvencia de algunos que evidentemente la poseen:
Quienes cuenten con los recursos suficientes, producto del recibo de
remesas familiares sistemáticas pero por vías no oficiales. Una buena
parte de las remesas se reciben en Cuba a través de amistades o
familiares que visitan el país sin que conste en ningún lugar la
cantidad recibida. ¿Cómo puede el Estado demostrar que alguien no
necesita subsidio porque tiene familia en el extranjero que le envía
remesas?
Quienes cuenten con los recursos suficientes provenientes de negocios
ilegales por cuenta propia. Demostrar que estas personas no necesitan
subsidio significaría el reconocimiento tácito de la permisividad
consciente hacia los negocios ilegales. Nadie puede determinar cuánto
ingresa un vendedor de divisa por cuenta propia o un "jinetero". Si no
recibe dinero por otras vías le será muy fácil exigir un subsidio por
falta de solvencia económica.
La cantidad de personas en Cuba que necesita subsidio para construir su
vivienda es incalculable. La justicia en la distribución que pudiera
tenerse como intención al otorgar estos subsidios puede verse afectada
porque los subsidios no lleguen a todo el que lo necesita.
Otra pregunta importante:
¿Resultará suficiente el fondo, producto de la venta de materiales de
construcción, para financiar el subsidio?
Para que esto suceda, la cantidad de personas dispuesta a gastar una
cantidad importante en la construcción o reparación de su vivienda y con
posibilidades de ello, debe ser suficiente. Los precios que tienen los
materiales de construcción son bastante altos como para generar fondos.
Se necesitará que muchas personas puedan pagarlos. Tal como está el
precio de la vida actualmente, cada vez son menos los recursos que cada
familia puede ahorrar para destinarlos a inversiones más grandes. Esto
puede constituir un freno a la generación de los fondos para el subsidio.
No obstante, es innegable que existen cubanos que poseen recursos
suficientes para hacerse cargo del financiamiento de su vivienda.
Principalmente internacionalistas o colaboradores, artistas
independientes, receptores de remesas y trabajadores por cuenta propia
con negocios estabilizados que generan ganancias significativas. También
aquellos que a pesar de poder demostrar que necesitan subsidio, se
afanan por no hacerlo y prefieren encontrar sus propios medios y vías
para generar ingresos o destinan los que obtienen a este fin,
sacrificando la alimentación y el vestido.
¿Es esta medida una vuelta atrás en la cerradura que abre la puerta de
la economía cubana? ¿Más paternalismo?
Después de una serie de medidas que parecían conducirnos hacia ciertas
libertades económicas, los subsidios pueden significar una vuelta atrás.
Si bien un subsidio puede ser necesario en algún momento, es un
mecanismo económico que genera dependencia en la misma medida de su
tamaño. Lo que antes era una carga excesiva para la economía cubana no
dejará de serlo y además aumentará el nivel de dependencia del Estado de
las familias cubanas.
Algunas familias, sin dudas, se beneficiarán, de esta medida protectora,
pero si el otorgamiento de subsidios genera más burocratismo, más
corrupción, más carga para el Estado y no contribuye a solucionar el
problema de la vivienda en Cuba, no valdrá la pena haber recurrido a
este mecanismo.
Más que subsidios, queremos ganar dinero por nuestro trabajo
¿Por qué no recurrir a otro mecanismo más sostenible que los subsidios?
Antes de identificar los que verdaderamente necesitan subsidios en Cuba,
pueden aplicarse otras leyes que liberen la iniciativa y el espíritu
emprendedor del cubano. Cuando cualquier cubano pueda trabajar y ganarse
con su trabajo el sustento suyo y de los que dependan de él, será más
fácil determinar quién necesita subsidio; porque indiscutiblemente serán
menos.
Mejor que subsidios, queremos ganar dinero, gracias a nuestro trabajo, y
construir nuestras viviendas con recursos propios. O comprarla
construida como en cualquier lugar del mundo. Al liberar la venta de
materiales de construcción, muchos volcaron los recursos que tenían y
los dedicaron a la construcción de sus viviendas. Aun en medio de las
carencias y dificultades, muchas familias se esfuerzan y priorizan la
construcción y reparación de sus viviendas. Una señal de que los cubanos
solo necesitamos contar con recursos para poner en práctica nuestros
deseos de progresar.
Es mucho más sostenible abrir a la iniciativa privada a la pequeña y
mediana empresa que permita a los cubanos obtener los fondos necesarios
para agenciarse su vida, comenzando por la construcción de una vivienda
digna.
Ojalá que muchos cubanos encaucemos los esfuerzos en la generación de
fondos y no en la demostración de que necesitamos subsidios.
Esforcémonos en hacer consciente que no es justo que personas que pueden
trabajar, necesiten subsidio y sean una carga pública.
Se necesitan subsidios porque faltan oportunidades para trabajar y
obtener ingresos suficientes. Faltan oportunidades porque no se elimina
en Cuba el bloqueo a la iniciativa privada. No se elimina el bloqueo a
la iniciativa privada porque… ¿Por qué?
http://www.martinoticias.com/content/cuba_karina_galvez_economia_subsidios_/9366.html
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