sencillas preguntas
[01-03-2012]
Elías Amor Bravo
Economista ULC
(www.miscelaneasdecuba.net).- La cosa se debe estar poniendo bien fea
cuando en una reciente reunión del Consejo de Ministros ampliado
presidida por Raúl Castro Ruz se lanzaron afirmaciones del estilo de "No
podemos convivir con la impunidad". En estos términos se proclama un
artículo publicado en el diario oficial del régimen Granma, al que hago
referencia en esta crónica.
En dicha reunión se prestó atención a una agenda repleta de temas
conflictivos, como los procesos de reducción en el número de Organismos
de la Administración Central del Estado, el grave problema de la
vivienda, el denominado "perfeccionamiento de los ministerios de
Finanzas y Precios y de Trabajo y Seguridad Social", la transformación
del Ministerio de la Industria Básica (MINBAS) en el Ministerio de
Energía y Minas, o la creación del Ministerio de Industrias; también al
estado de la educación, con graves dificultades para asegurar la
cobertura de la oferta, o la evaluación realizada por la Contraloría
General de la República respecto al Ministerio de la Construcción (MICONS).
Pero, por si no fuera poco la relevancia de los temas tratados, el
consejo de ministros ampliado prestó atención a los resultados de una
investigación desarrollada por la Fiscalía General y el Instituto
Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) al proyecto de construcción del
acueducto del municipio de Manzanillo en Granma, cuya ejecución se
inició en el año 2002. Este es el asunto que nos interesa más en este
artículo.
En dicha investigación se ha señalado que, a pesar de dar por concluida
la inversión en el 2005, entre los años 2007 y 2011 se asumieron gastos
adicionales superiores a los 2 millones de CUP para solucionar las
deficiencias del proceso inversionista y las irregularidades detectadas
en el funcionamiento del acueducto. ¿Sobrecostes a la vista?
Según Granma "la investigación demostró que no se realizó una adecuada
preparación de la inversión, la cual no tuvo un proyecto integral,
confeccionándose los proyectos por objetos de obra en la medida en que
iban a ejecutarse".
Y añade textualmente lo que parece más grave por cuanto puede acabar
siendo un problema de orden público, "se identificaron violaciones de
las medidas de protección establecidas para minimizar los posibles
impactos sobre la calidad del agua, lo cual, además de los posibles
riesgos para la población, evidenció el incumplimiento de las
disposiciones de Planificación Física".
Y los cuchillos salieron del cajón, anunciándose "medidas
administrativas, disciplinarias y jurídico-penales a adoptar con los
responsables de las violaciones e ineficiencias detectadas".
Lo más significativo es que la catarsis en relación con este turbio
asunto de las inversiones hidráulicas provocó la intervención del mismo
Raúl Castro, poco dado a este tipo de actuaciones, llamando "a tomar
experiencia de los errores cometidos y la importancia estratégica de
todas las inversiones que se realizan hoy para aprovechar la
disponibilidad de agua", para terminar afirmando lo más sorprendente,
"como este hay cientos de casos en el país", e insistió en que "ninguno
de estos hechos puede quedar impune, pues no podemos convivir con la
impunidad".
Un viejo refrán castellano dice que "no hay peor ciego que el que no
quiere ver". El régimen sostiene que este tipo de sucesos se pueden
resolver con el "trinomio de oro", con el sota, caballo y rey del
"manual del buen revolucionario" que se contiene en los "Lineamientos",
y que son "orden, disciplina y exigencia".
"No vamos a permitir que se cometan una y otra vez los mismos errores"
dijo Raúl Castro y luego se preguntó: ¿Qué falló? ¿Qué hicimos mal?
¿Dónde nos equivocamos? Cuestiones que tienen una respuesta tan fácil
que parece mentira que se tengan que reflexionar en los consejos de
ministros y de estado del régimen.
¿Qué falló? Respuesta: la elección de un modelo económico ineficiente y
absurdo para el control político de una economía dinámica y competitiva,
convertida por obra y gracia de esa elección carente de toda legitimidad
democrática en un auténtico caos. Y sobre todo, que no se haya
renunciado hace más de treinta años a ese modelo en el momento en que
las condiciones lo permitieron.
¿Qué hicimos mal? Respuesta: todo, absolutamente todo. Suprimir la
propiedad privada como elemento regulador de los derechos de los
individuos, condenar a los ciudadanos a una existencia basada en la
obediencia y la consigna ideológica, romper con los principios de
mérito, esfuerzo, trabajo y recompensa, valores esenciales para el
individuo. Todo eso alejó y destruyó los cimientos de la sociedad civil
en Cuba empujando al exilio a más de dos millones de habitantes en
búsqueda de una vida mejor y libre.
¿Dónde nos equivocamos? Respuesta: desde el 1 de enero de 1959, cuando
se cometió el latrocinio de trastocar lo que había sido el marco
evolutivo de la economía de la República desde su nacimiento en 1902. Ha
habido muchas equivocaciones después, que han ido acumulando el daño
cometido inicialmente, y muy pocos aciertos, casi ninguno. Los llamados
"logros de la revolución" se podrían haber conseguido igualmente con un
modelo de economía mixta más competitiva y eficaz.
Y como conclusión, un pronóstico. Los problemas van a continuar, van a
ser cada vez más graves y no habrá solución dentro del modelo porque la
actualización del socialismo castrista es imposible y no tiene referente
alguno en la historia. Más vale poner en orden las cosas antes de que
sea demasiado tarde. Con este tipo de reflexiones, desde luego, no se va
a ningún sitio. Dejamos para otra ocasión el análisis de los
incumplimientos en la zafra azucarera.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=35294
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